Posted by : Daniel sábado, 31 de octubre de 2015




Salmo responsorial (23)

R. Esta es la clase de hombres que te buscan,  Señor
L. Del Señor  es  la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habita, pues El lo edificó sobre los mares, El fue quien lo asentó sobre los ríos. /R.
L.
 ¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de corazón limpio y manos puras y que no jura en falso. /R.
L. Ese obtendrá la bendición de Dios, y Dios su salvador, le hará justicia. Esta es la clase de hombres que te buscan y vienen  ante ti, Dios de Jacob. /R.



CANTO PARA UNA PROCESIÓN En honor del Dios Creador 
AL LLEGAR ANTE LAS PUERTAS DEL TEMPLO, 
Uno se pregunta: 
¿Quién puede entrar? 
-Corazón puro...
-Manos inocentes...
-Lealtad..: justicia...
-Búsqueda de Dios...
-Libertad ante los ídolos...
ENTRADA TRIUNFAL EN EL LUGAR SANTO 
El cortejo en un entusiasmo lírico, invita a las puertas a ensancharse. 
¡Quien entra es el Rey, es Dios! El Dios de todo el universo. 
PRIMERA LECTURA: CON ISRAEL 
* Este "salmo del Reino" describe la entrada de una procesión en el Templo... Es Yahveh,  el Dios creador del Universo, nuestro Rey Yahveh, que viene a tomar posesión de su palacio  y de su ciudad. Al aclamarlo Israel lo hacía reinar efectivamente y le profesaba sumisión.  Pero ¿cómo reina Dios? A las puertas del templo se respondía mediante una catequesis:  son los comportamientos morales del hombre los que hacen reinar a Dios. ¡Tener un  corazón puro, las manos no manchadas de intrigas, el corazón libre de todo ídolo, liberado  de todo aquello que no es Dios, leal al prójimo, sediento de justicia, ávido de Dios.. . !Este  es el hombre que construye el Reino de Dios en sí mismo y en la sociedad. 
Desde el punto de vista literario, notemos el lirismo y el carácter vivencial de este poema.  Cuando la procesión llega al atrio del templo, se entabla un diálogo entre la muchedumbre  que entra y los guardianes del templo que velan por el carácter sagrado de este lugar  Santo. La muchedumbre, personificando las puertas, se dirige a ellas y grita: "¡puertas,  abríos!" Ahora bien, lo que es más admirable, no sólo se pide a las puertas que se abran de  par en par, sino que se levanten: "¡levantad los dinteles!" Se trata de un gesto de  "homenaje" simbólico, que se pide a las puertas para relievar el esplendor de Aquel que las  va a franquear. 
SEGUNDA LECTURA: CON JESÚS 
** Un día, un día muy próximo a su Pasión, Jesús aceptó desempeñar el papel del Rey  descrito en este salmo. Partió de Betfagé a varios kilómetros de Jerusalén, aclamado por la  muchedumbre, avanzó hacia la ciudad y entró hasta el gran recinto del Templo. Entrada  real, entrada Mesiánica del "Hijo de David, Rey de Israel" (Juan 12,13). San Juan que asistió  a este triunfo pasajero relievó este tema de la realeza de Jesús. Delante de Pilato, Jesús  reivindica este título: "Yo soy Rey, pero mi Reino no es de este mundo, pues vine a este  mundo para dar testimonio de la verdad". (Juan 18,33-37) Y la inscripción clavada en la  cruz, "Jesús Nazareno Rey de los Judíos" (Juan 19,19) reafirma que su verdadero trono real,  la verdadera grandeza de este "Rey de la gloria", es precisamente la cruz, es decir su amor  infinito, su amor sacrificado. 
Una vez más, podemos recitar este salmo "con Jesús", pues nadie mejor que El lo vivió  verdaderamente. Parece que esta página del Antiguo Testamento hubiera sido escrita para  El. "¿Quién puede subir al monte del Señor?" "El, Jesús, el hombre de corazón puro, de  manos inocentes, que jamás entregó su alma a los ídolos de este mundo, que dijo "sí",  cuando era "sí" sin recurrir a juramentos inútiles (Mateo 5,33-37), Jesús, bendición y justicia  de Dios, Salvador por excelencia, que buscó el rostro del Padre en esas noches de  oración..." Es El, el "Señor de la Gloria", en frase de San Pablo (I Corintios 2,8). 
Estos "dinteles" que se levantan, contrariando las leyes de la naturaleza, sugieren el  carácter misterioso y sagrado de su Resurrección, de su "entrada" triunfal y definitiva en la  Gloria. Sí, es El,... "el fuerte, el valiente en los combates", porque "El debe reinar, hasta que  haya puesto a todos sus enemigos bajo sus pies... hasta que el último de sus enemigos sea  destruido, la muerte". (I Corintios 15,25). 
TERCERA LECTURA: CON NUESTRO TIEMPO 
*** Cada uno de nosotros debe aplicar este salmo a su propia situación. 
La libertad del cristiano ante las "cosas" de la naturaleza. San Pablo aplicó este  salmo, explícitamente, a un problema de su tiempo: ¿se pueden comer los alimentos  ofrecidos a los ídolos? Responde: "coman sin hacer problema de conciencia, todo lo que les  venden en el mercado, porque la tierra y todo lo que hay en ella es del Señor". ( I Corintios  10,25 - 26; Salmo 23,1). Considerar la fe en Dios como liberadora, es una esperanza del  mundo actual. Sólo Dios es Dios. Sólo Dios merece sumisión. Hay, como se dice a menudo,  una cierta "desacralización" del universo, que corresponde perfectamente a la verdad de  Dios. Existe siempre el peligro de sacralizar abusivamente las realidades terrestres: las  costumbres tradicionales, los tabúes ancestrales, los usos considerados como definitivos y  sagrados cuando son apenas residuos de civilizaciones locales ya superadas. Pero el gran  peligro actual, es la sacralización de las ideologías y de la política. Digámoslo claramente, ni  los partidos de derecha, ni los de izquierda, son "sagrados"; son simples opciones humanas,  respetables claro está, pero que desmerecen grandemente al proyectarse sobre ellas un  "absoluto" que sólo a Dios debe darse: el único Rey es El. Bajo esta expresión  aparentemente pasada de moda, hay una reivindicación de libertad, de total independencia. 
La moral y la fe. Existe una tendencia reciente, que opone estas dos realidades. Este  salmo trae a cuento una verdad esencial que Jesús repitió frecuentemente. Dios más que  aclamaciones rituales, más que recitación de "credos", más que gestos cultuales...: espera  de nosotros rectitud de vida. La conciencia moral es lo primero. Seremos juzgados sobre el  amor. (Mateo 25,31 - 46). No llegarán a la "montaña de Dios" aquellos que se contenten con  decir: "Señor, Señor" (Mateo 7,21), sino aquellos "que tengan el corazón puro y las manos  inocentes", que cumplan los deberes que les impone la condición de ser hombres dignos de  tal nombre. La reforma conciliar revalorizó la "liturgia penitencial" al principio de cada Misa.  ¿Quién puede acercarse a Dios? Quien esté libre de toda mancha consciente o  inconsciente, que esté dispuesto a luchar contra su egoísmo, y toda forma de idolatría. Sólo  así Dios se hace fiador de la dignidad humana y de la conciencia. Decir: "Venga tu Reino",  es comprometerse a hacer cualquier cosa para vivir según sus exigencias. 
Todos los Santos. Este salmo se canta en la Fiesta de todos los Santos. ¿Quién puede  entrar en el lugar santo de Dios, el cielo? Respuesta: Todos aquellos que han vivido bajo el  signo de la conciencia, del amor verdadero. ¡Señor, haznos dignos de tu Santidad, Tú que  eres el amor! 

NOEL QUESSON
50 SALMOS PARA TODOS LOS DIAS. Tomo I
PAULINAS, 2ª Edición
BOGOTA-COLOMBIA-1988.Págs. 46-53

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